ESMERALDA 
Soy Esmeralda Agrón, Señora. 
Sé que no tengo derecho a hablarle. 
Mi hijo no es ese muchacho salvaje que usted cree. 
La capa, la sonrisa sarcástica, el pelo cuidadosamente peinado para atrás 
ocultan al niño que amamanté y bañé, Señora. 
Por favor no aparte sus ojos de mí. 
Su hijo se fue con Dios y el mío es el culpable. 
Mi desgraciado hijo, 
también se irá. 
El estado se asegurará de que sea así, Señora. 
El estado se asegurará de que sea así. 

1ª MADRE 
Vosotros los hispanos venís a este país, 
pero aquí no cambia nada en vuestras vidas. 
Ingratos emigrantes que suplicáis piedad 
cuando solo sabéis responder con navajas. 
La ciudad hace del crimen una caricatura. 
Capas y paraguas sirven de glorificación al fango. 
Tengo que hacer frente a este horror, Señora. 

2ª MADRE 
Mi religión 
me pide que rece por el alma del asesino 
pero creo tendría que ser 
el mismo Jesús en la cruz 
para que mi corazón pudiera aceptar semejante pérdida. 
¿Puedo perdonarle? 
¿Puedo perdonarle? 
No, no puedo. 

Los amigos se convierten en extraños 
porque es difícil de expresar con palabras la compasión. 
Las trémulas flores que me traen 
vienen con el miedo metido en sus tallos y en sus raices. 
Saben que lo que me sucedió a mí podría pasarles a ellos. 
¿Puedo perdonarle? 
No, no puedo. 

ESMERALDA 
Tan sólo Dios puede decir “Perdónalo” 
porque su hijo también recibió una cuchillada. 
Pero nosotros tenemos que seguir adelante 
llevando esta cruz que llamamos nuestra vida. 

1ª MADRE
Es como si te cayera una bomba
y despues de una onda expansiva tras otra
te quedaras conmocionado permanentemente.

2ª MADRE
No te lo quieres creer.
Piensas que debe tratarse de un error.
Vagas sin rumbo por esta pesadilla
de la que no puedes despertarte.

LAS DOS MADRES
¿Puedo perdonarlo?
¿Puedo perdonarlo?
No, no puedo
¿Puedo perdonarlo?
No, no puedo.