En mi pueblo 
crecí creyendo 
que el ojo de Dios nos vigila a todos 
y que Él confiaba en mí 
cuando le prometía fidelidad de cara a la pared. 
Señor, cómo me acuerdo 
de mi pueblo. 

Volver a casa despues del colegio. 
Echar a volar mi cometa por encima 
de las verjas de las fábricas. 
Mi madre haciendo la colada, 
tendiendo nuestras camisas 
en la sucia brisa. 

Y despues de la lluvia 
salía un arcoiris 
cuyo único color era el negro. 
No es no que tuviera los demás colores, 
es que tienen muy poca imaginación. 
Todo es igual 
allá en mi pueblo. 

En mi pueblo 
nunca fui nadie, 
tan sólo era el hijo de mi padre 
Ahorrando dinero. 
Soñando con la gloria. 
Crispado como el dedo 
en el gatillo de una pistola. 
No quedaban más que los muertos y los moribundos 
allá en mi pueblo.